miércoles, octubre 04, 2006

Personajes gays (IV): Desde los años ochenta

Segunda parte de la periodización sobre las imágenes de la homosexualidad. Esta semana la cosa ha ido de resúmenes y tal. La semana próxima volveremos a temas polémicos como el siempre jugoso (al menos lo era en los noventa) de las imágenes positivas.

1982 queda como otra frontera que podía haber llevado a algún sitio, pero no fue así. El cine comercial intenta (con cautela y timidez) a ofrecer interpretaciones “positivas” del tema como en Su otro amor, una respuesta al revuelo que causó A la caza. Pero fue otra ocasión perdida. Sus efectos tardan en notarse al menos una década, paréntesis ocasionado por el brutal impacto en la asimilación de la homosexualidad que produjo el sida. Durante los ochenta, en Europa se prefieren adaptaciones literarias y textos de época para representar homosexuales (Un amor de Swann, Maurice). Justo cuando era el momento de revisar el prejuicio que occidente tenía por la homosexualidad, los tratamientos contemporáneos del tema desaparecen. Películas valientes como Compañeros inseparables apenas tienen eco fuera de los EEUU (aquí se estrenó con una campaña totalmente armarizada, igual que El condón asesino). Como los sesenta, se trata de una década que no lleva a ningún sitio y apenas produce tratamientos de interés (aunque hay fans entregados de estas adaptaciones con fondo de campiña británica). Por otra parte, la censura había perdido fuerza y las representaciones eran cada vez más frecuentes en medios menos pendientes de la taquilla. Había una subcultura gay comercial que incluía revistas, encuentros, manifestaciones y que se basaba menos en el cine.

Gradualmente, las cosas se relajan durante los noventa. A pesar de que no hay censura legal hay una censura de taquilla, y Hollywood es tímido en estas cuestiones. Si uno estudia la historia de la censura, se da cuenta de que un largo periodo está presidido por el miedo que tenía el sistema al boycott de las asociaciones católicas (que como veis se han dedicado a la censura desde siempre y en todas partes): cuando se demostró que no era así (el espaldarazo pudo haber sido con Duelo al sol, pero Selznick se acobardó y no les plantó cara), empezaron a relajarse. Aun hoy, el sistema de clasificación provoca terror sobre todo porque el NR-17 reduce el público USA drásticamente, y los de los multiplex (presionados por asociaciones ultraconservadoras y porque se ven a si mismos como lugares para familias) no la aceptan.

Así, el problema parece ser el de cómo hacer la homosexualidad asimilable para el gran público (y por lo tanto conseguir que sea rentable) esquivando la temible NR-17. Las soluciones son Filadelfia, primero, y Brokeback Mountain más tarde. La primera no gustó a los homosexuales en general, la segunda sí. A pesar de tratarse de películas de calidad muy diferente, la estrategia de representación es bastante similar en ambos casos: protagonistas atractivos, sin pluma, sin carga subcultural, el sexo se representa con cierta castidad y sin insistencia, alguien muere, se “equilibra” la trama mostrando personajes heterosexuales que funcionen como anclaje para espectadores presuntamente sensibles (de verdad: ¿es el heterosexual medio TAN sensible?). Entre ambas, una oleada de comedias poco arriesgadas pero que dan señas de normalización: In and Out, The Object of My Affection, La jaula de grillos, todos productos mainstream con estrellas, incluso el personaje gay de Mejor imposible. Al mismo tiempo, empiezan a verse adaptaciones más subculturales de obras teatrales gays de éxito: La trilogía de Nueva York, Jeffrey, Love! Valour! Compassion! En el cine americano, pues, la homosexualidad aparece en el cine comercial de maneras bastante conservadoras (estética y narrativamente) o en personajes secundarios, y se destapa más a medida que nos alejamos del producto de grandes estudios. De nuevo hay una búsqueda de equilibrio entre la taquilla y la normalización.

En cualquier caso, los mejores ejemplos de representación de la homosexualidad los encontraremos en la tradición del cine independiente en los EEUU como en Europa menos preocupada por el espectador medio ( entidad al parecer hetero). Así encontramos un cine que surge de la experiencia gay y que interpela a los gays. Una película como Media hora más contigo, financiada por la propia directora Donna Deitch, constituye un ejemplo de esto, así como las primeras películas de Todd Haynes o Gus Van Sant, que engarzan con el New Queer Cinema de gente como Greg Araki o Bruce LaBruce. Esto resulta mucho menos común en Europa, donde supongo que no se ve la necesidad y donde la industria en un principio permite menos un cine específicamente gay como género. Las películas europeas con personajes homosexuales, desde Taxi Zum Klo (en los ochenta) a Felpudo maldito (a finales de los noventa) contienen mayor ambigüedad, más aristas, representan con mayor complejidad la sexualidad humana. En cualquier caso, terminada la época gloriosa del arte y ensayo, destacan el cine de Techiné y visiones personales como las de Pedro Almodóvar (La ley del deseo, La mala educación) y Alain Berliner (director de la insólita Ma Vie en Rose).

La situación ahora es de una normalización relativa. Es posible introducir personajes gays normalizados secundarios en películas de los grandes estudios, sin asustar demasiado al espectador medio (no es un secreto que los grandes estudios producen material para una edad mental media de quince años, que debe de ser la de sus responsables). No sé si la gama de posibilidades es tan amplia como debería, pero al menos aparecen y las cosas han mejorado. También existen algunas películas comerciales con personajes gays protagonistas (Kiss Kiss Bang Bang). Y hay un cine gay con buena distribución en una red de festivales de todo el mundo aunque pocas llegan a trascender.

Sería interesante estudiar cuáles son, a vuestro juicio, los límites de la representación de la homosexualidad en estos momentos.

13 comentarios :

  1. De acuerdo. La sensibilidad hetero sobre estos temas, creo que es bastante limitada. Tienen un umbral de tolerancia casi nulo. Y es esta sensibilidad la que determina los límites de la representación de la homosexualidad en el cine comercial de multiplex.

    Por otra parte creo que hay un cine gay que evidentemente no es así, que representa realidades mucho más crudas, problemas reales, sexo menos conservador, etc.

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  2. Anónimo9:42 p. m.

    Yo no estoy muy de acuerdo. Hay "tolerancia" (qué poco me gusta esa palabra) sobre la temática gay siempre y cuando haya pluma de por medio. Es decir, si en una película es gay se pone tacones, o es peluquero y camina contoneando las caderas es aceptado. Si el gay no es plumífero las cosas cambian y ya no se le ve tan bien. Ya no es divertido, y por lo tanto, ya no es aceptable. Y es que fue mucha más gente a ver "las aventuras de Priscila" que "Desayuno en Plutón", y obviamente en esta, había un público bastante más "selecto". (EL fenómeno Brokeback Mountain es un caso aparte). Así que yo sí creo que todavía hay límites en esas representaciones, aunque desde luego se han dado grandes pasos hacia la normalización.
    Ah, tengo que decirlo: jamás he considreado "Philadelphia" como una película de temática gay. Es una peli sobre el SIDA donde el que se muere es gay.
    Alberto, una curiosidad ¿le echas algún vistazo a determinadas webs, digamos, "conservadoras" y a sus opiniones sobre el supuesto lobby gay, Hollywood y su control sobre el mundo del cine?
    Por último, acabo de acordarme de una película espantosa donde se muestra a una lesbiana psicópata. Se llama "Ventanas": http://www.imdb.com/title/tt0081759/

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  3. Anónimo1:34 a. m.

    Las limitaciones son de todo tipo, parecemos monigotes, veamos Queer as Folk, estereotipados gays que conforman el conjunto de todos los clichés que puedan existir sobre nosotros, comenzando por Brian, supermegamacho ante el que debemos rendirnos y sentirnos felices, existe en realidad, no, es la estereotipación de la promiscuidad gay, el resto del reparto gay super pluma y buena hermana, gay tonto pero enamoradizo con mamá superconprensiva, y gay acomplejado enganchado al cibersexo, menudo plantel. Así que en el fondo seguimos donde estábamos, en una incapacidad de asumir nuestra imagen con naturalidad, tal vez porque sería asumir nuestra normalidad y esta no es tan diferente de la heterosexual en sus comportamientos ya que en el fondo la diferencia parte de la simple atracción sexual y no de la supuesta sensibilidad a la que nos vemos sometidos, hay gays burros como arados pero su imagen no es comercial y si es un asesino hablamos de imagen negativa con lo cual coartamos toda salida a la representación de nuestra realidad en toda su amplitud.
    En resumen venimos dominados por imágenes estereotipadas y con fuertes cargas represivas para dar un perfil correcto y se obvia la enorme variedad de nuestro colectivo que además se ve acrecentado por la tendencia a una heterosexualidad externa frente al exceso de pluma, pero de momento es lo que hay, imágenes sueltas de un álbum de fotos Boys don’t cry, Priscilla, Brokenback, Desayuno en Plutón, La ley del deseo, curiosamente todas ellas presentan un recorrido vital en el que el castigo o el dolor personal forma parte de la trama, como un peaje a pagar por ser gay.

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  4. Tema del mayor interés para mí, pero me temo que no es fácil encontrar una respuesta que sirva para todos.

    Voy a sentir mucho meterme en una polémica por esto, pero, sinceramente, y cuando uno contempla todo el fenómeno en conjunto, me parece que estamos mejor que nunca.

    La palabra "tolerancia" tampoco me gusta nada, pero la verdad es que creo que mucho cine gay va mucho más allá de la mera "tolerancia". En cine comercial estoy, a grandes rasgos, de acuerdo con pejota y cinequeentiende: si aparecemos, mejor que seamos esterotipados. Insisto en mi argumento, el cine comercial no puede permitirse el lujo de olvidar la sensibilidad del público hetero, y sólo cambia cuando ésta cambia. No va a haber sorpresas por este frente, los imperativos económicos hacen que el cambio esté muy condicionado, así que hacernos ilusiones es algo vano. Cuando estos temas cambien en cine comercial podemos estar cien por cien seguros de que es porque el espectador medio ha cambiado de mentalidad, y por lo tanto ya habrá mucho texto, fuera de esta tradición, limitada, que estará más avanzado. El cine comercial nunca va por delante de la sociedad. Aunque también decir que no hay olvidar cosas como Kiss Kiss Bang Bang (Val Kilmer aquí no tiene pluma, la caracterización como gay es normalizadora y se refiere a que viste bien y es ingenioso)o Magnolia (una de las grandes películas del cambio de siglo en mi opinión, en las que existe una normalización importante, tanto que ni siquiera se habló de ella). O, en España, una película como El cielo abierto, de Albaladejo, en la que hay un personaje secundario importante. Y el protagonista de Cachorro no tiene pluma: creo que será más fácil la identificación desde una perspectiva homo que hetero. No sé, hay más ejemplos (Last Night Stand, por ejemplo). Cierto que hay una presión a que las cosas sean como decís (amaneramientos, muertes, melodrama, pluma) pero insisto: estamos mejor de lo que hemos estado nunca. Antes no había NADA parecido.

    En series de televisión, las sigo poco: yo sólo tengo el Queer As Folk británico (no el amaricano), y a pesar de los niños monos, sinceramente no es lo mío. Igual es cosa generacional. Aunque estoy de acuerdo con bang bang la desh (me encanta ese nick) en que se va más allá del estereotipo, no consigo que me interesen unos personajes que, cierto, conocemos cuando vamos por el ambiente, pero sobre los que no queremos saber gran cosa. Ya digo, son sentimientos personales, pero los problemas de alguien para quien el disfrute del cuerpo excluye cualquier preocupación por la humanidad de otros es algo que veo a mi alrededor pero que me parece poco interesante. Por otra parte, si me pongo en plan crítico, pues me parece muy bien que haya un Queer As Folk mientras también haya otras cosas (Will and Grace o Ellen, por ejemplo).

    Pero personalmente mi favorita, mi serie favorita de todos los tiempos, y mi representación de la homosexualidad preferida es A dos metros bajo tierra. La serie se ha visto poco y mal en España, pero es de las pocas que disfruto visceralmente y que además me parece políticamente expléndida. La relación gay no es perfecta, es muy gay, hay homoerotismo y además se refiere a experiencias complicadas, a veces sin solución, con las que me veo fuertemente identificado. La serie la escribían siete guionistas, creo que al menos dos (quizá tres de los cuatro hombres) y el coordinador (Alan Ball) eran gays, y una de las cosas distintivas es cómo todos aportaron experiencias reales que discutían. De nuevo, esto es algo que para mí es capital en la caracterización del cine gay: cómo una experiencia específicamente homosexual queda plasmada en una narrativa que ha de tener una clausura, unos personajes y unas situaciones (y cada uno de estos elementos tendrá inevitablemente un impacto positivo o negativo, se meterá en valoraciones morales). Es una serie que no cree en respuestas finales (la perspectiva es del budismo zen, se aleja bastante del maniqueísmo que, en mi opinión, malogra toda discusión desde el cristianismo). En fin, creo que esta serie ilustra bastante bien lo que quiero decir.

    Sobre el resto de ejemplos. Vuelvo a lo mío: aunque más o menos tengáis razón en el terreno del cine comercial (y sin duda las cosas podrían ser mejor), lo que distingue nuestro tiempo es que hay un cine "independiente" que se atreve a tocar situaciones y temas alternativos. Esto me parece interesante, porque con las descargas y los DVDs estas narrativas pueden llegar a mucha gente. No sé si vivisteis los ochenta. Pues no era así. Y en los setenta seguro que era mucho peor. Si querías ver La consecuencia o Satiricón (de nuevo dos ejemplos sobre los que tengo experiencias personales) prácticamente tenías que correr detrás de la película porque desaparecía con facilidad. O quedarte hasta las dos esperando el pase televisivo. Especialmente, creo que sí hay un cine gay que cubre una amplia gama de personajes. No sé si tanta como podría, pero creo que al menos tanta como personajes heteros: recordemos que el personaje cinematográfico tiende a funcionar según estereotipos. En el cine clásico el repertorio era limitado, ahora lo es menos. El caso es que el cine queer nos ha dado asesinos y criminales tratados de manera postiva (Swoon, The Living End, ambas en DVD ahora) y el cine gay no queer nos da imágenes menos cómodas. Sí, cierto, en algunas el personaje gay sufre o muere, pero en muchas otras no. Creo que esa etapa se ha superado.


    Supongo que esto es un poco una discusión sobre el sexo de los ángeles que no va a tener fin. A algunos les parece que no se llega demasiado lejos, a otros que estamos bien. No quiero dar la impresión de que estamos perfectos y no queda nada por hacer, que la representación es equilibrada y carece de prejuicios. Definitivamente esto no es cierto. Pero no saber ver que estamos mejor que hace diez años me parece poco generoso.

    (Ventanas la vi en su momento (a principios de los ochenta, en el pueblo), y entonces me pareció interesante. Recuerdo a mi madre asegurando que desde que ve a Elizabeth Ashley estuvo segura de que era lesbiana. Yo no, a mí me sorprendió el hecho. Pero, claro, yo entonces era un inocente. Era una película del espléndido director de fotografía Gordon Willis (el Padrino y Manhattan) y parece que el fracaso comercial tuvo un impacto muy negativo en su carrera.)

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  5. Anónimo8:13 p. m.

    Tal vez es que queramos correr mucho, tal vez.
    Hay una cosa que me gustaría matizar y es el hecho de por qué hemos de logar la estereotipación a la pluma, hay gays con pluma sin pluma, auténticos gallineros y algunos que ni queriendo pueden tenerla, no creo es esto lo que más me moleste, si me molesta en tanto en cuanto sea la única visión, eso sí que ha cambiado, y es eso hemos mejorado, pero ahora vamos del otro lado, nada de pluma, en que quedamos, si queremos reflejar personajes y ambientes creíbles, ambos se dan la mano en todos sus matices.
    Por otro lado estoy totalmente de acuerdo la mejor visión en cierta medida de nuestro mundo la ha dado "A dos metros bajo tierra", maltratada a más no poder por el ente.
    Pero también hay otra joya y me refiero a la increíble "L", pasada en sus dos primeras temporadas por Camal Digital, personajes de una pieza y totalmente creíbles, moviéndose por este mundo con sus dudas y sus aciertos, ahora bien estamos hablando de personajes lésbicos, sería interesante analizar el por qué de la búsqueda de este verismo emocional en las lesbianas y no en los gays, dices que el cine busca el gusto del más media, sabemos que generalmente en la sociedad nuestra visibilidad es mayor, pero la visión que se da es mas deforme o adaptada a ciertos clichés, mientras el mundo lésbico busca más esa intimidad y ese acercamiento al interior del personaje, "Boys don´t cry" o utilizando el mismo Q.A.F. los dos personajes lésbicos ofrecen más verisimilitud que toda la panoplia gay presente en la serie, es esto el gusto del más media o una campaña dirigida.

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  6. Anónimo10:04 p. m.

    Yo es que no termino de entender muy bien lo que estamos debatiendo... A mi "The L Word" me parece más ciencia ficción que otra cosa. Y en esa serie, son todos esterotipos también: Shane la guapa masculina a la que todos quieren tirarse, Bette la lesbiana culta y de éxito, Dana una tenista lesbiana!!! ¿Hay algo más tópico? Y las situaciones de la serie me parece horriblemente mal planteadas auqnue altamente divertidas, que una cosa no está reñida con la otra. Ojalá Rose Troche se dedique a hacer más cosas como esta y se deje de Go Fishes...
    Hablamos de los estereotipos como si fuera algo malo. Vamos a ver, hablar de "cultura gay" sin estereotipos es como hablar de género carcelario sin que salieran cárceles. Los estereotipos no son malos, de hecho, son necesarios. El problema es que muchas veces por la "comunidad hetero" sólo se acepta el estereotipo. Claro que hay que ver el otro lado. Cuántos gays rechazan y desprecian los estereotipos, algo mucho más deplorable y homófobo.

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  7. Anónimo12:08 a. m.

    Tal vez porque estamos dando vueltas en circulos, para mí personálmente el estereotipo es malo, acostumbra a degradar y minusvalorar a las personas, se basa en una ridiculización por norma general burda. Y las personas somos bastánte más complejas, ofreciendo imágenes poliédricas y no unidireccionales, la imagen que por regla general se da o ha dado de nosotros es unidireccional y dentro de unos cánones aceptados sociálmente, últimamente parece que empiezan a cambiar algo pero más lentamente de lo que muchos desearamos.
    Por otra parte la valoración de series o películas siempre es algo subjetivo y suele haber más desencuentros que encuentros, para gustos, colores.

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  8. Como decía, estamos adelantando la discusión sobre imágenes positivas, que tengo hecha pero no pensaba colgar hasta el martes. Aquí lo que discutíamos era si la representación actual de la homosexualidad es más o menos normalizada. Yo pensaba que más que antes y mi opinión era bastante positiva: puede que la normalización no sea perfecta, pero es lo mejor que hemos tenido nunca, y los problemas concretos que se planteaban en los ochenta por parte de la crítica gay están bastante superados. Si Vito Russo, que en paz descanse, representante de una tendencia a quejarse de las imágenes, viera lo que tenemos, creo, estaría encantado. De verdad, pensemos lo que pensemos sobre lo que hay, en términos de perspectiva histórica, creo que la evolución es positiva.

    El tema de los estereotipos es otro debate totalmente distinto, pero trato de intervenir aquí. De nuevo me pongo plasta y recurro a la teórica: para Richard Dyer, nada sospechoso de reaccionarismo ni de ser anti gay, los estereotipos son maneras necesarias de representar la realidad en un medio, como el cine, que tiende inevitablemente a la simplificación. Los estereotipos no sólo afectan a lo gay. La masculinidad hetero, las mujeres heteros, se han representado tradicionalmente en términos de estereotipos. Cito a Dyer, pero en realidad es una opinión que comparto. Pensamos la realidad en categorías.

    En este sentido, respondiendo a Pe-Jota: los estereotipos son un modo normal de representación. El cine siempre simplifica la realidad, al pensar la realidad la simplificamos, al construir una narrativa activamos una taquigrafía para caracterizar que se basa en estereotipos. Los estereotipos aparecen en cualquier teoría de la percepción: Freud, Jung, etc, hablan de "arquetipos", que son más o menos eso. Los manuales de guión (pensad en toda la tradición que representan Field, McKee y sobre todo Vogel) invitan a los aspirantes a pensar en términos de estereotipo. Por supuesto se parte de ahí y luego puede hacerse más complejo, pero el punto de partida siempre es una simplificación (o cierto número de ellas) en la representación de una categoría. Otra cosa es que se simplifique siempre en el mismo sentido. Eso por supuesto sería criticable. Pero no creo que sea la situación actual.

    Sobre el estereotipo, una cosa que habría que ver (y esto está en la intervención de Rey Corazón) es cómo se integra en la trama. Me da igual que el personaje sea estereotípico si está activado, integrado en la narrativa, de modos atractivos, originales, etc. Pero esto es OTRA cuestión(la tercera de este post). De nuevo es cuestión de integrar esto en una discusión más amplia sobre caracterización y narrativa (y de nuevo mis fuentes son sobre todo las de arriba, que son las que utilizo en clase). Sobre esta (tercera) cuestión yo sigo pensando que los personajes con el rasgo "gay" tienen hoy en día más funciones, más interesantes y más complejas que nunca.

    La cuarta cuestión es lo que menciona pe-jota de manera tan simpática: para gustos, colores (¿de dónde es esa expresión? ¿Se utiliza mucho? Cielos, a veces creo que estoy perdiendo el contacto con mi lengua). A mí me gusta Harvey Fierstein en La trilogía de Nueva York, me encanta Ian McKellen como Whale en Dioses y monstruos, estoy enamoradísimo de Robert Preston en Victor Victoria. A cierto nivel no me planteo si estos personajes son "simplificaciones". Simplemente me gustan. Y me gusta la función que tienen en la película. Y puedo entender que haya espectadores que los encuentren irritantes. A Russo, por ejemplo, Preston no acababa de gustarle (los otros dos creo que no llegó a verlos)y sin embargo para mí fue todo un modelo. Lo dicho, que para gustos colores (voy a adoptar la frase, espero que no tenga copyright).

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  9. :-)

    CREO que estoy de acuerdo con esto, pero está expresado con tanto glamour (tan estereotípico, por otra parte) que no sé.

    Según lo entiendo, al fin y al cabo es una pregunta algo trivial: primero porque es dudoso que de verdad las representaciones funcionen del modo en que los intelectuales las describimos (a veces damos mucho por sentado) y por lo tanto su valor político no está definido a priori; segundo porque, aunque decidamos que sí, que la representación tiene un valor político, todo depende de los gustos y de aspectos más complejos de narrativa, no de que nos veamos así o asá. Tercero porque aunque algunos no sean "así", otros, muchos, sí lo somos (o son).

    De todos modos la pregunta inicial era si la gama de posibilidades de representación os parece amplia o no. Aunque claro tampoco tenemos por qué ceñirnos al tema...

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  10. lamento haber llegado tarde a este caluroso debate. yo creo que todos funcionamos con estereotipos, y en todo construcción narrativa existen, no sólo en el cine, y no sólo atañe a lo gay, sino a las mujeres, las razas, las clases sociales, etc.
    Y nunca ha sido tan menos estereotipado como ahora, o al menos nunca ha habido tantos estereotipos como ahora, tantos gays diferentes: locas, osos, leather, ... (¿estos estereotipos existen, o no?)

    Respecto a modelos en el cine español no puedo pensar nada en los 50, más alla de alguien amanerado que acompañe a la folklórica de turno, y ni eso. Pero te podría ser de interés El extraño viaje de 1964: Carlos Larrañaga se trasviste para su amante (que por otro lado ahora que lo pienso es un remedo, una parodia (al menos tiene mucho que ver) del ama de llaves de Rebeca.
    Y en los años 70 en el cine español es un pozo sin fondo. No sé que comments habrás tenido pero para mí El diputado es la mejor peli de Eloy de la Iglesia y una de las más significativas en el sentido que estamos hablando.
    No sé si sabes que durante años intentó sin lograrlo rodar un guión "galopa y corta el viento" que contaba la historia de amor entre un abertzales próximo a ETA y un guardia cicil (o un policía nacional, no sé), que al final no pudo llevar a cabo, y sólo en "el pico" pudo hablar de la amistad entre el hijo de un guardia civil y el hijo de un dirigente abertzale pero con el tema de la heroína de fondo, y sólo la homosexualidad aparece como circunstancial. El gay, personaje que interpreta Quique San Francisco, es alguien que paga a estos chicos por sus servicios sexuales.

    Otras dos pelis de los 7o españolas con cierto interés sobre este tema son Carne Apaleada y F.E.N., que me parece que aún no han salido en el blog.

    Un abrazo.
    intentaré llevarlo más al día y hacer el comment pertinente donde toque, y no este resumen.

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  11. Anónimo9:10 p. m.

    Si la pregunta es si la gama de estereotipos es ahora más amplia, obviamente la respuesta es sí. Antes los homosexuales eran los villanos, pasaron a ser los mejores amigos de la protagonista (y por supuesto, sin sexualidad alguna) y ahora vemos muchos otros tipos (estereotipos) jamás imaginables hace tan sólo unos pocos años. ¿Alguien se imagina hace diez años una peli como Brokeback Mountain o Cachorro?
    No nos olvidemos que, por ejemplo, Cachorro, que huye de todos los estereotipos típicos del mundo gay, cae de lleno en los estereotipos del mundo oso. El problema no es si los esterotipos son buenos o malos, sino si están bien representados o no.

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  12. Gracias por la idea de Raphael y compañía. Cierto. Es posible que haya potencial de apropiación en el cine-cutre de nuestra infancia. De hecho yo he de confesar que una de las películas que más veces he visto en esta vida (once, todas ellas antes de los diez años) fue aquella de Karina titulada En un mundo nuevo. De hecho, cuando vi Sonrisas y lágrimas, me pareció una versión americana de En un mundo nuevo (por supuesto era al revés). Karina hacía de María Von Trapp, salía alguien que creo que se llamaba José Rubio, Florinda Chico, Marisa Medina, Rafaela Aparicio... y La Pandilla, aquel grupo infantil de los setenta. No sé si era una película gay, pero la verdad es que no imagino a muchos heterosexuales capaces de confesar que disfrutaron con aquello.

    Lo de Raphael es bastante interesante. Cierto, no han dejado de haber rumores y creo que es una buena ruta para hablar de un cine proto gay en la época de la invisibilidad. PERO, y es una limitación importante, antes habría que asegurarse de que se trataba de algo compartido. Es como lo de Gracita Morales. ¿Es Gracita Morales un icono gay? Yo diría que podía serlo, pero la verdad es que pocos gays hablan de esto espontáneamente. Igual les pasa como a mí con Karina, se trata de algo que preferimos olvidar. Una cosa que me hizo gracia del mensaje anterior de Bang Bang La Desh es que la canción Gigi el amoroso (en su versión española) se convirtió para mí en una obsesión a los diez u once años. Joder, con lo claro que estaba todo y lo que me costó luego salir del armario.

    Lo dicho, es una buena ruta, pero requiere que más gente hable del asunto.

    Un saludo y gracias

    Alberto

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  13. curioso que hatyamos coincidido en Mario Camus. Para mí "Young Sanchez" (1964) es homoeroticamente perturbadora

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