sábado, julio 12, 2008

Cine Gay: El libro de la selva


Una de las cosas que me habría gustado desarrollar más en mi libro es la sección sobre Disney. S Había demasiado que decir. El libro habla de cine y experiencia y por supuesto creo que realmente en mi experiencia cinéfila marica disney ha sido clave. Ayer, en un curso de verano estuve desarrollando un poco más ejemplos que me había dejado sin tratar, y uno de ellos era El libro de la selva.



El punto de partida era que, si he de decir por qué me parece tan gay es porque, de niño, pregay pero totalmente marica, tenía fantasías con Baloo el oso. Ahí va eso. Y mi ex decía que yo no tenía lado oscuro. El caso es que la relación entre el chavalillo semidesnudo y el osote es realmente física y tanto abrazo y cosa es como para despertarle todas las fantasías a uno. Así que puedo decir que además de Julie Andrews, Baloo me hizo gay.

Pero de manera menos personal hay motivos bastante fundamentados para que El libro de la selva sea un clásico marica de primera magnitud. El origen en Kipling, un autor cuyas tramas homosociales han sido mencionadas por expertas, especialmente Kim, que parecía homoerótica hasta a Edward W. Said, a quien NADA parecía homoerótico. Y para los cinéfilos, El hombre que pudo reinar (que desgraciadamente tampoco pudo entrar en el libro). Kipling es uno de los autores de principios del siglo XX que se encuentran entre una camaradería cálida (y misógina) y las definiciones patológicas de Freud y la tradición científica. El último periodo en que la camaradería puede ser despreocupadamente homoerótica es la primera guerra mundial, perido clave para Kipling.

En el mundo de Kipling la selva es una especie de arcadia, el lugar de realización y aprendizaje. A esto hay que añadir que la cultura estadounidense desde el siglo XIX desarrolla esta idea de arcadias homosociales en casi todos sus clásicos. El ejemplo típico sería por supuesto Walt Whitman, un icono de la cultura gay. Pero menos obvio es el Huckleberry Finn de Twain. El que quiera desarrollar esta idea de camaradas en un entorno arcádico que desarrollan realciones homoeróticas, tendría que empezar con Love and Death in the American Novel, de Fiedler, que desde una perspectiva ligeramente homófoba reconoce la centralidad del tema en la literatura norteamericana y le parece, digamos, un poquito mal porque es infantiloide eso de quererse pasar sin mujeres. La implicación es algo perversa: uno ha de joderse y emparejarse heterosexualmente.


Pues esto: el emparejamiento heterosexual como mal necesario es la clausura de El libro de la selva. El dilema inicial es que Mowgli ha crecido en la selva (poblada por animales del sexo masculino que parecen esterotipos gays además de una loba y una elefanta que es madre de un elefantito gay) y ha de volver a "su lugar" (el orden heterosexista). La película se consuma cuando una Lolita de siete años se lo lleva al huerto. Mira que es. Por supuesto, como en tantas películas, repican y van a misa: se nos sermonea que "está bien" que Mowgli haga lo que tiene que hacer y se deje seducir por la Lolita, PERO yo creo que los espectadores (especialmente algunas) acabamos convencidos de que lo realmente divertido es la selva y sus peculiares habitantes.


Añado que Disney siempre ha sido fascinante en cuestiones de género. Los animadores trabajaron décadas antes de conseguir un príncipe que no pareciera afeminado y sus malvadas parecen drags. Sin duda hay algo en los dibujos animados que es reacio a la virilidad.


La selva está poblada por una fauna digna de un bar gay de los poco especializados (digamos Punto BCN, donde se congrega todo el mundo antes de dispersarse según edad, medios y subcultura). De hecho, es fácil ver a cada bicho como representante de un tipo gay. Una vez la idea se me presentó (de manera "clara y distinta") ya no me ha abandonado. Reconozco en Kaa, en Shere Kahn, en los buitres o Bagheera, tipos del ambiente gay. La serpiente (que es masculina y juraría que se dobló como femenina al castellano: manera de despistar) es el gay nervioso, persistente y escuchimizado con un objetivo claro y que no oculta. El tigre (doblado por el actor George Sanders, que fue también Addison en Eva al Desnudo y que además salía en El retrato de dorian Gray) es el gay madurito pero muy cuidado, con pela y seguro de sí mismo que seduce con aplomo a jovencitos. La pantera es el "buen homosexual", cabal, sin pluma y que siempre hace lo que debe. La orangutana es una locaza irredenta. Y los buitres... bueno, la gente se rió cuando lo comenté, pero no sé si os recuerdan a ciertos grupos que hay en los bares que ya no van "a la caza". En fin, que puede discutirse. El caso es que la selva es de lo más familiar.

Y Baloo, claro, siempre Baloo, el personaje más sexy de Disney. A ver, que me expliquen a mí a quién se le ocurriría, si hay que organizar una operación de rescate, vestirse PRECISAMENTE de Carmen Miranda. Táctil, grandote, simpático y de trato fácil: ¿no se parece al hombre ideal de alguien?

En definitiva, para mí la película trae resonancias de una experiencia que es muy nuestra: la tentación de cierta arcadia que se sale del orden que nos ha marcado nuestro origen. Mowgli acaba por renunciar a ella y aceptar la heterosexualidad. Estoy seguro de que muchos espectadores no.




2 comentarios :

  1. Anónimo10:53 p. m.

    Estás reloco con tus comentarios amigo...me he reído montones con la reinterpretación tuya de este clásico "el libro de la Selva". Por suerte, los niños siguen siendo niños y lo verán con sus ojos ingenuos. Que cada uno haga después su interpretación cuando haya crecido.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo3:23 a. m.

    Esto ha sido uno de los mayores deleites de mi vida. No solo estoy en completo acuerdo contigo, sino que también he adorado la forma tan elocuente y divertida en la que te expresas.

    Fantástico, sé que es un tema viejo, pero sigue así.

    ResponderEliminar