martes, octubre 24, 2006

Foro en Berkana (II): Homoerotismo y mujeres

Me interesaba también poner a debate el tema del homoerotismo femenino (que evité por cautela al hablar de cuerpos homoeróticos en este blog). Hay un argumento que me sigue pareciendo sospechoso y que sin embargo aparece en las discusiones de manera machacona. Es algo así: a los hombres nos pone, simplemente, la carne (alguna de vosotras creo que llegó a decir que nos pone “cualquier cosa””) pero a las mujeres les pone más una situación emocional. Hmmmm Esto es como lo de “lo importante está en el interior”. Y el hecho de que se exprese con tanta contundencia refuerza mi cautela al hablar de homoerotismo femenino. Estoy totalmente en desacuerdo. Pero creo que lo que sucede es que hay una falta de comprensión entre dos posiciones, una falta de comprensión que seguimos sin explicar sin claridad. Por alusiones: no “nos” gusta “cualquier cosa”. Los aspectos que me gustan de Rock Hudson en Sólo el cielo lo sabe (el debate vino a partir de ese ejemplo) son emocionales. Me gusta un modelo de masculinidad, un modelo de homoemocionalidad (el ordenador acaba de advertirme que esta palabra no existe. Si él lo dice…). Me sitúo en una posición intelectual y sentimental cuando veo esta película. No es sólo carne (ahora, que si está bueno y es gay, pues tampoco le haremos ascos, que tampoco andamos tan sobrados).

Por otra parte, sospecho (y esto es lo que no me he atrevido a decir en otros lugares del blog) que las mujeres que maduraron como lesbianas en medio del feminismo desatendieron la cuestión de un erotismo carnal, que si ciertamente está sobrevalorado en la tradición masculina, tampoco es cuestión de sublimarlo o negarle, un poco por decreto, la importancia. Lo ideal sería conjugar lo emocional con lo carnal. Pero a veces lo carnal va por su cuenta. No siento la menor emoción por, por ejemplo, Jan-Michel Vincent o Ryan O’Neal (iconos homoeróticos de los setenta) o incluso Brad Davis, pero me gustan como a quien le gusta un adorno simpático como pedazos de carne y fantasías húmedas. La carne tiene sus placeres y sus fantasías que el intelecto no puede aprehender. Esto no es incompatible con otros modos de identificación de otros tipos.

3 comentarios :

  1. Anónimo1:15 p. m.

    ¡Hola Alberto!
    Soy un estudiante de Sevilla y sigo tu trabajo con muchísimo interés, ¡mi amigo y yo somos tus fans incondicionales! Me quedé asombrado con tu libro "De Sodoma a Chueca", puesto que se trata, hasta donde mi conocimiento alcanza, de los primeros estudios literarios gays españoles, lo cual no abunda puesto que en teoría queer y estudios gays y lésbicos todo nos viene de fuera y no ha sido hasta hace cinco años que han salido a la luz teóricos como Beatriz Preciado, que aún así tampoco se centran en la literatura.
    En cuanto al post de hoy, tienes razón en la construcción un tanto errónea de la cultura de la mujer por parte de los grupos feministas, heteros o lésbicos. La cultura por y para mujeres se asienta, en mayor o menor medida, en el rechazo y oposición a todo lo patriarcal: las feministas, desde sus orígenes, identificaron el deseo carnal con el patriarcado y los hombres y adoptaron como caballo de Troya la sensibilidad, la emocionalidad y la ternura... cualidades que los mismos hombres que las discriminaban les han atribuido durante milenios para mantenerlas al margen del goce sexual, de su propia libertad, y utilizarlas como fuentes de fuerza de trabajo. El supuesto romanticismo inherente en toda mujer no es, en mi opinión, sino una especie de alienación ideológica, un invento cultural y principalmente literario con la finalidad de privar a la mujer de la libertad del goce de su propio cuerpo. Que algunas feministas ostenten como bandera de su cultura alternativa al patriarcado un catálogo de valores antaño diseñados expresamente para castrarlas, es un error que pocas detectan.

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  2. Anónimo9:05 a. m.

    Hola,
    la verdad es que este asunto es muy interesante. Me considero una lesbiana "forjada" dentro del feminismo, exactamente dentro de las últimas oleadas de feminismo militante de los años 90 a 96. Entonces era muy difícil hablar públicamente del sexo, de las apetencias sexuales, se rechazaba la penetración y cualquier gusto por cualquier símbolo fálico, erótico y, por supuesto, porno. Esto no era un capricho sin sentido, sino que, como dice javi, la sociedad nos había machacado durante toda la historia y nosotras identificábamos todo aquello como patriarcal y opresor y no nos gustaba. Pero...todo cambia y muchas mujeres de aquellas, las que ahora vivimos en la treintena, logramos desprendernos de aquella auto-opresión y de aquellos prejuicios sociales y descubrimos que disfrutar del sexo no era patriarcal, que decir que una mujer estaba buena no era misoginia, que disfrutar con un dildo no era perpetuar el esquema de dominación del hombre frente a la mujer...era simplemente disfrutar de nuestros cuerpos y nuestras mentes y era mucho más agradable, liberador y...divertido, qué coño!
    El caso es que hay muchas de aquellas mujeres que no se han liberado de ese poso y siguen viendo lo romántico antes que lo sexual como única manera de felicidad y rechazan todo lo que huela a "carne", pero yo lo entiendo, son muchos años en los que nos han puesto la pierna encima para que no levantáramos cabeza :)

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  3. La verdad es que leo a Elena y parece que está describiendo a más una "bolliamiga" (esta palabra tampoco la reconoce el diccionario)que tengo por aquí.
    Pensamos desde el marco referencial en el que hemos crecido y del que hemos aprendido todo lo que sabemos (no sólo me refiero a los papis o al cole), aunque también añadimos a nuestra cognición aquello que aprendemos por propia experiencia, sin embargo hay conceptos, principios y otras entidades psicológicas difíciles de despojar de nuestro interior, incosciente o como queramos llamarlo. Es esa contradicción que sentimos cuando desearíamos comportarnos de una manera determinada porque sabemos que sería gozoso hacerlo pero, ya sea por la vergüenza, los tabúes, el asco o simplemente (yo no voy de ese palo), terminamos por no actuar de esa manera, y es que hasta tendemos a rechazar abiertamente lo que sea.
    Seres humanos somos al fin y al cabo y como las esponjas, aprendemos muchas cosas, pero además de absorver el jabón, también se enganchan pelos.....
    ... no sólo aprendemos cosas buenas que nos hagan más feliz la existencia...

    Al hilo de la entrada recuerdo una peli (creo que era india) que se llama "Fuego" y me parece que en ella podemos apreciar la intensidad del deseo erótico y encubiertamente carnal que de una manera magistral se demuestran sus dos actrices pricipales. Me encantó.

    Como última referencia, también diré que no todo está perdido, que cuando mi querida amiga 'lesbi'Nº1 vió a Leonor Watling en la portada de "Son de mar", sólo veía carne por lo que brillaban los ojos. No os digo lo cómo se puso cuando vio la película. Buffff Echaba chispas.
    Un beso

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