miércoles, noviembre 22, 2006

Mi viaje a Nueva York

En el Chicago Art Institue con mi cuadro favorito

Aunque no está directamente relacionado con el tema del blog, qué demonios, os voy a contar cosas de mi tournée por los USA. En realidad contar viajes es lo que la gente hace en los blogs normales…

Estuve en las cataratas del Niágara, tras las huellas de Marilyn. Para ambientarme, volví a ver la película en mi Media Player la noche anterior. Aunque la presencia de la Monroe es magnética, su personaje no me convence. Debería ser una mujer fatal (después de todo es una adúltera que planea acabar con su marido, que es un trozo de pan, pobre Joseph Cotten), pero en parte por su limitada gama interpretativa (al menos en este momento de su carrera, y yo creo que luego, pero sé que algunos fans lo negarían) y en parte por problemas de construcción del personaje (una mujer fatal ha de tener un elemento cabrón y no pueden resistir añadir un elemento de patetismo que se sale de eso), el film no acaba de funcionar. La protagonista, realmente, es Jean Peters, una actriz y un personaje que nos interesan pocos.

Por otra parte, es una estupenda introducción a las cataratas y sus aledaños. Es curioso cómo la estructura de la película sigue las atracciones de las cataratas del Niágara. De hecho, supongo que fue pensada para promocionar el lugar, aunque de paso puso en marcha la carrera de Marilyn Monroe. La película se desarrolla en el lado canadiense por un buen motivo: todo es mejor allí (la vista, la comida, el café, atracciones). Me sorprendió que hubiera cambiado tan poco desde 1952. Hay que ver. La naturaleza hace una obra maestra y los humanos la estropean poniendo a su alrededor dos de las ciudades más feas del mundo. La Niágara Falls USA es especialmente zarrapastrosa, y cierra en temporada baja. No os digo más que tuve que cruzar a Canadá para tomar café y un sandwich comme il faut. Fue un alivio ver un Starbucks al otro lado del puente.

Nueva York sigue siendo una obra maestra de ciudad. No hay otra así. Antes había estado en Chicago con Joan, y Chicago impresiona un montón. Pero hay una falta de vida que resulta insatisfactoria. Chicago es una ciudad creada por el dinero y los negocios, los rascacielos son falos, millonarios y empresas que exhiben sus atributos, "mira lo que somos capaz de hacer", los rascacielos son pollones enormes pero un tanto de pacotilla. El resultado tiene innegable belleza, y a ratos incluso elegancia. Esto también sucede en Nueva York, pero también hay mucho más. Nueva York es sucia, ruidosa, confusa, mal organizada, la gente es maleducada, rebosa de mal gusto, los precios son un timo (comer no es caro, pero intenta tomar un buen café y una magdalena y eso te cuesta una fortuna), todo lo que queráis. Pero Nueva York, además de poder y dinero, exhibe las llagas de generaciones que han ido a vivir allí con ilusiones, exhibe sueños rotos, esperanzas cumplidas o no. Es también más variada. Es cierto que hay horrores como la Trump Tower (a no ser que os guste ese tipo de cosas…), pero también hay zonas que son búnkeres de elegancia e intelectualidad. En Nueva York se ve la cultura gay (cosa que en Chicago uno tiene que adivinar). Por no hablar de las huellas que ha ido dejando en el cinéfilo. Uno está en Nueva York y no puede evitar pensar en El apartamento, Street Scene, La tentación vive arriba, Manhattan, Hannah y sus hermanas, Sweet Charity, Un día en Nueva York, New York New York, Tú y Yo, Angels in America, Friends, Annie Hall, Torch Song Trilogy, After Hours, Taxi Driver, The Age of Innocence, aquella de Cher en el Met, Ricas y Famosas, West Side Story y por supuesto todas las de Broadway. En cuanto a Chicago, The Break Up, My Best Friend´s Wedding, In Old Chicago... y poco más que me venga a la cabeza así de pronto.

Esta visita tuvo un elemento melancólico: en algunos sentidos es como el fin de una era. Tower Records está cerrando. La ventaja es que se estaban desprendiendo del stock a precios baratísimos, e hice una escabechina comprando cosas (¡Encontré Mares de China por unos diez euros!). Pero nos quedamos sin Tower Records y en manos de Virgin, que siempre ha sido una tienda menos interesante (pero tiene el imperio Branson como apoyo). La de horas que he pasado husmeando por las interminables estanterías, a la caza de un musical o un disco de Andrea Marcovicci. Pues se acabó. Supongo que siempre nos quedará Amazon. Dicen que es por el tema de las descargas ilegales. Fantástico, cuando una empresa funciona mal, enseguida se echa la culpa a la clientela que parece poco dispuesta a pagar precios exorbitantes por un producto tan barato de producir como un DVD o un CD. No nos engañemos. Llega el momento en que no se puede vender Mares de China por 20 dólares. No tiene sentido. Y que no me vengan con derechos de autor. Como autor, por supuesto creo que la legislación debe cumplirse, pero hay que tener en cuenta que en el caso de las películas clásicas, una cantidad insignificante o nula llega a los creadores o sus herederos. No creo que nada llegue a los herederos de Jean Harlow, Tay Garnett, Roz Russell o Clark Gable, que total estaban contratados por MGM y por lo tanto no tenían derechos de autor. No nos engañemos: el dinero va a empresas especializadas en hacer más dinero. No es que tenga un ataque de rojeras, soy tan consumista como el que más, pero si el grado de avaricia de las empresas sobrepasa la voluntad de compra (o el poder adquisitivo) del comprador sin motivo alguno, al menos que no echen la culpa a la piratería o las descargas ilegales (A ver ¿cuánta gente se ha descargado Mares de China? Es más, ¿Cuántos de esos la habrían comprado? Y casi ninguno la habría comprado a veinte dólares…). La culpa es de su avaricia, de su incompetencia como administradores, de no haber sabido proponer precios competitivos. Yo prefiero que Tower Records exista, lo echaré de menos. Pero una parte de mí se alegra de que su política de precios les haya llevado al descalabro. Y no hablemos del desastre que están haciendo con los formatos de Alta definición, porque me sienta fatal cabrearme. ¿Cómo se puede ser tan incompetente?

Más malas noticias (y en este caso la piratería no tiene nada que ver): la tienda de libros de cine y teatro Applause, en la calle 71 ha cerrado (¡Y ha sido sustituida por una manicura!) y Footlight Records, la legendaria tienda dedicada al teatro musical también ha desaparecido. Supongo que podría pasarme horas hablando de las maravillas que encontré especialmente en Applause, la cantidad de libros de teatro viejos que tenían, incluyendo guiones de Hollywood y libretos de musicales. Pero lo dejaré para otro momento. Como digo, no es problema de piratería: los libros de esta tienda no pueden ser pirateados, no existen en otro sitio. Yo lo veo más como la desaparición de una cultura. Applause no tenía competencia. Pero dejó de ser rentable.

Uno de los momentos culminantes fue mi visita al "piano bar" Marie's Crisis. Está cerca de Christopher Street y es uno de mis lugares preferidos del universo. Cada noche un pianista se pone a tocar medleys de canciones de Broadway... ¡y todo el bar se une cantando! A mí lo que me alucina es que haya tanta gente en el mundo que se sepa las letras de South Pacific. Éramos cerca de los cien. Y todos con un entusisamo al cantar aquello de "I'm Gonna Wash that man way outta my hair" que no veas. Resulta increíble. Y todo un ejemplo de cultura gay, ya que estamos. Me jarté de cantar y espero que no sea la última vez.

También fui a ver musicales, pero dado que ya he colgado algo sobre el tema, lo aplazo. De hecho, voy a parar aquí, porque me esperan los dos últimos capítulos de la segunda temporada de Lost. Para ser una isla desierta hay más tráfico que en la M 30 a las ocho de la mañana. Y más gente de paseo que en las Ramblas un sábado. Pero qué suspense...

No sé si tenéis peticiones de temas. Ha quedado cubierto astante terreno del libro, pero por supuesto podemos volver sobre cosas que hayan quedado pendientes en discusiones anteriores

Un saludo

2 comentarios :

  1. Anónimo3:27 p. m.

    Totalmente de acuerdo contigo, la pirateria no es culpable del cierre de ninguna tienda, como paso con Madrid Rock. Es más, lo más piratas son los que más aman la cultura y están más dispuestos a gastarse una millonada cada vez que hacen compras.

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  2. la cosa es que los precios son abusivos en muchas ocasiones

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