jueves, septiembre 28, 2006

Ver cine (IV): el crítico y el cine gay

El tema de la crítica resulta bastante espinoso al hablar de cine gay. Pero creo que en este trabajo es algo que voy a tener que incluir, aunque sea para señalar que el problema existe.

Como he mencionado alguna vez, no parece ser una prioridad en los medios de cultura gay en este país. No hay libros de cine y homosexualidad hechos aquí (en los países anglosajones los hay a patadas). Pocos críticos respetados se atreven a tocar el tema (tengo planeado contactar a críticos gays para mi proyecto, así que si alguien puede orientarme se lo agradeceré: a juzgar por sus escritos, tiendo a ver a los críticos de cine que son gays como gente que no estaría nada de acuerdo con mi propuesta inicial de que ser gay afecta al modo en que vemos cine).

Por otra parte, si hablamos de publicaciones especializadas, sin duda en Fotogramas varios de los críticos clave de la revista son gays (alguno de los de toda la vida, creo, por ejemplo, que llegó a salir por la tele), aunque curiosamente permanecen bastante armarizados en sus críticas y comentarios. Esto apuntaría a que ser gay no tiene nada que ver con los gustos cinematográficos de uno. Me resulta, como mínimo chocante. Me parece más lógico pensar que hacen un esfuerzo por ser “neutros” en esta cuestión.

Unas cuantas curiosidades que tienen que ver con la crítica en este país. Cuando uno estudia la trayectoria de críticos gays en los setenta y los ochenta rara vez hablaban de películas gays. Por ejemplo, las críticas de Querelle en las revistas especializadas estaban a cargo de gente bastante homófoba. Por supuesto mi información al respecto es limitada. Es una impresión basada en, por el momento, poca evidencia. Es más: uno de los críticos menos homófobos que conozco es José Luis Téllez (que no era realmente crítico de cine) y, para mi sorpresa, supe recientemente que era hetero. Esto me pasa por asumir desde el estereotipo. Mención aparte merece el muy admirable Antonio Albert, el único crítico que ha escrito para medios no especializados al que no le ha importado soltar alguna “pluma” (simbólica) ocasionalmente. Por lo demás, el “establishment” crítico en este país, gay y hetero, como muestra cualquier revisión de las hemerotecas es bastante homófobo en el sentido que parecen malhumorarse con imágenes positivas de lo gay. Si leemos críticas tempranas a Almodóvar (en la primera mitad de los ochenta), vemos cómo hay insinuaciones de bastante mal gusto por parte del crítico (por ejemplo en Dirigido por). Yo recuerdo homofobia soterrada en La Cartelera Turia, de Valencia, en los ochenta, a pesar de que uno de sus colaboradores de entonces es gay (y hoy cineasta). No sé si la cosa cambió. En general, nuestros críticos tienden a carecer de sentido del humor y no tienen ni idea de lo que es camp. Pero vamos, ni idea.

Por último, a juzgar por los cuestionarios que llevo leídos, son los propios gays los que tienden a negar que ser gay tenga mucho que ver con los gustos cinematográficos, aunque la lógica y la evidencia sugiera lo contrario. Hmmm.

Continuará.

Y la pregunta: ¿Tenéis la misma impresión que yo? ¿Opiniones fuertes sobre el ejercicio de la crítica en este país? Me interesa en especial algún recuerdo que tengáis de homofobia o homoerotismo en críticas de los ochenta o los setenta. ¿Leíais críticas de cine? ¿Encontrabais lenguaje homófobo en ellas?

16 comentarios :

  1. Anónimo9:39 a. m.

    No puedo aportar datos concretos, pero tengo el recuerdo vivísimo de que, en los años setenta, la revista Fotogramas tenía un discurso criptogay, y no sólo en las críticas de películas, sino también, o sobre todo, en el consultorio de Mr.Belvedere, en los artículos de fondo, los de Terenci Moix y los demás. De hecho, creo que un estudio sobre la sensibilidad gay y el cine debería detenerse con atención en esta revista.

    ResponderEliminar
  2. Coincido contigo. De hecho en un número (septiembre del 79) aparecía una entrevista de Maruja Torres en la que Moix y Enric Majó hablaban de su amor y, más adelante, un reportaje sobre las reacciones de la comunidad gay neoyorquina frente a A la caza. Me pareció bastante notable.

    Pero Fotogramas ha cambiado bastante. Primero porque ahora parece dirigirse a un sector de la población más joven y menos cinéfilo. Esto puede que sea por necesidades comerciales, pero en cuanto emprendes esa ruta, algo se pierde. Segundo, porque, tras la liberación sexual de los ochenta, parece que ya no están de humor para la cosa gay. Sigue habiendo personal gay, pero al contrario que en los setenta no dejan que se vea el plumero: una entrevista como la mencionada sería hoy impensable, y también la aparición de una voz explícitamente gay en la crítica. Me da la impresión de que hay menos trabajo de elaboración propia y más imitación de Premiere y otras revistas anglosajonas (esto podría explicar la falta de voces gays). Y la aproximación al erotismo... bueno, nos lleva a la estética Interviú 1982. Todo braguitas, posecitas, labios fruncidos y chicas con tetas. El cine da para mucho más. Da para una iconografía más original, más cinéfila e incluso irónica. Recuerdo haberme ofendido cuando un "especial erotismo" reciente abundaba en esta estética y parecía apelar sólo a la imaginación erótica de un chaval hetero de dieciséis años y de heteros casposos que no superaron la etapa Interviu. Erotismo para el autor del suplemento era cosa masculina y hetero. La falta de sensibilidad duele más porque sin duda Fotogramas es leída por muchos gays. Sobre todo veo pereza en todo esto: se sigue el camino más fácil.

    ResponderEliminar
  3. Cuanta razón tienes, bueno creo que aquí aún se mantienen los armarios en demasiados ámbitos, y encontrar bibliografías especializadas en cualquier tema relacionado con el hecho de ser homosexual, o de como los gays vemos las cosas es muy dificil, sobretodo si somos nosotros los que negamos que exista en pos de una falsa homogeneización, que raro suena, por otra parte es curioso como pretendidos críticos ocultan su propia identidad siendo más homofobos que los propios heteros, es como si mediante esa negación se pusieran a salvo, pero a salvo de qué

    ResponderEliminar
  4. Sobre esto, no sé si seguisteis hará algo más de un año la polémica entre Carlos Boyero y mi admirado Antonio Albert. De Boyero tengo localizada alguna opinión bastante homófoba y parece el típico crítico pomposo y sin sentido del humor (una identidad que a mí me sugiere que es hetero o homo armarizadísimo). No sé, aunque Albert se comportó como un caballero y no especificó qué motivos personales habían conducido al (injustificado) ataque personal de Boyero (era una tontería sobre si el crítico del País Fernández Santos había sido omitido de la lista de obituarios en los Goya. No era cierto, pero el señor Boyero pasaba al insulto ad hominem), tengo mis sospechas. ¿Hay alguien que tenga más datos?

    ResponderEliminar
  5. Matizo: no es que sospeche que la cosa es simplemente un enfrentamiento entre alguien que ha expresado homofobia y un crítico (como mínimo) filogay como Albert. Veo el tema como algo bastante más complejo que tendría que ver con la posición que adoptan los críticos, las relaciones mentor-discípulo que se establecen (Albert decía que tenía una buena relación con Boyero hasta que inexplicablemente se rompió), el conflicto entre dos maneras de ver el cine, y, por qué no, la gente que piensa que ciertas cosas (por ejemplo la sexualidad del crítico, aunque bien se sabe que la heterosexualidad figuraba, por ejemplo, de manera prominente en las críticas del fallecido Fernández Santos) no deberían entrar en el ejercicio crítico y otros que utilizamos materiales personales, subjetivos, para hablar de cine.

    ResponderEliminar
  6. Yo carezco de conocimiento sobre esta disputa, pero si recalcaría la íltima parte del segundo post.
    Objetivamente podemos hablar de los aspectos técnicos de una pelícual, el resto al menos para mí es mera subjetividad, así un gay obviamente tiene una forma de mirar diferente, y no me refiero a lo obvio..., si no a su fijación en los detalles o gestos, cosa que por regla general el público heterosexual no advierte, creo que de esto has hablado en artículo anterior, y como es lógico esto genera una visión distinta o si no pongamos por ejemplo "Rebelde sin Causa", la visión de ambos sectores creo que es opuesta,
    La relevancia que para nosotros tiene Sal Mineo, es contrapesada en el otro bando, esto parece una guerra, por Natalie Wood, esta es mi humilde opinión, que de cine sólo puedo hablar como espectador.

    ResponderEliminar
  7. Anónimo1:52 p. m.

    no se en los ochenta o setenta, pero en la actualidad hay un critico, alex faudez, de dirigido por, creo, que no solo es super marica mala sino super conservador e incluso homofobo.

    Es realmente enervante..

    trimegisto

    ResponderEliminar
  8. Gracias, Trimegisto, lo miraré en la hemeroteca. Es un ejemplo que me vendrá de perlas cuando hable de recepción crítica. De hecho, si me puedes orientar sobre alguna crítica que haya escrito en los últimos años, me ahorrarás trabajo de buscar... ;-) (Aunque Dirigido por solía hacer índices con los nombres de los críticos... hace más de diez años que no sigo esa revista)

    En el capítulo positivo, me ha venido a la cabeza un recuerdo de crítico gay que fue importante para mí. No es que hiciera nada muy explícito, pero había uno a finales de los setenta que llegó a trabajar en la tele y luego en la radio, con barbita y gafas negras (????) al que yo le seguía la pista. Enfatizaba bastante lo de los chicos guapos. Para mí fue importante porque entonces la cinefilia estaba marcada para mí por gente como Alfonso Sánchez, Garci o Carlos Pumares (era asiduo de Polvo de estrellas), todos heterosexuales a ultranza que no dudaban en exhibir su heterosexualidad a cada momento. De hecho yo tenía la impresión de que lo de la crítica de cine tenía que ser intensamente heterosexual. Igual las chaquetas de pana con coderas que lucían nuestros críticos tenían algo que ver con esta impresión.

    Recuerdo que el crítico a quien me refiero hizo una crítica de Greystoke por la radio en la que hablaba de lo guapo que era el Lambert Wilson. No era exactamente mi tipo (me gustan los tarzanes más hechos) pero dado que el deseo es imitación pasé una temporada bastante obsesionado por el Greystoke. Se me pasó.

    En fin, si alguien sabe a quién me refiero, también me será útil.

    Alberto

    ResponderEliminar
  9. tengo parecido curriculum al tuyo con la crítica: primero, alfonso sánchez, después adicto a polvo de estrellas, tpc leo dirigido por hará unos 10 años. Estoy de acuerdo en la homofobia de la cartelera turia, aunque puede ser solamente un anti-almodovar-ismo. Y siempre leía lo que decía Fernández-Santos, el pope entre todos los críticos. (Yo creo que todos leían a Angel F.S. antes de hacer su crítica a ver que decía).
    Pero mi favorito en la actualidad, ya desde hace años, es Carlos Boyero. No conozco esa disputa, pero en cuestión de filias me pongo del lado de Boyero que el de Albert (soy subjetivo, pero más bien por algunas apariciones televisivas), aunque Boyero sea heterosexual.
    Llevo años leyéndolo y jamás le he visto un comentario homófobo. Puede ser políticamente incorrecto, decir maricón en vez de gay, chapero o puta por prostituto/a, pero ideológicamente cercano a los perdedores, a los que sufren, a los desheredados. Mi única pega es que nunca les hará una crítica objetiva a los Trueba, son amigos y no puede evitarlo, puso bien Two Much!!!

    Tampoco leo ya Fotogramas pero juraría que Vicente Molina Foix no está armarizado en sus críticas, o como dices tú que no se oculta bajo una crítica standard, pero ahora no te puedo dar ejemplos concretos.

    ResponderEliminar
  10. Gracias. Sí, tienes razón con Molina Foix, aunque la verdad es que estaría bien conocer más su opinión sobre cuestiones de cultura gay, y en particular el cine. No diría que sus críticas sean un ejemplo de lo que dices, pero tiendo a verle en otra onda. Trataré de contactarle para el libro porque su opinión sería muy valiosa.

    Pero no me refería a este caso. Hablaba más de la revista en general y al hecho de que había un punto de vista más camp/gay en los setenta. Esto no es una crítica: ha cambiado el mercado, ha cambiado el sector de público al que se dirigen. Y en definitiva es mi impresión. Estoy todavía en proceso de investigación. Por otra parte, este mes vuelve a aparecer un "especial erotismo". No quiero ser pájaro de mal agüero, pero a ver con qué nos salen. Su idea de "erotismo" tiende a ser clásicamente hetero. No digo que nos salgan en plan Zero, pero no sé, un guiño, un algo irónico, lo que sea.

    Lo de Carlos Boyero, no sé qué decirte. Evidentemente lo conoces mejor que yo. Yo no lo seguía y sólo encontré evidencia de hemeroteca que bien puede ser un caso aislado. Y, al fin y al cabo, seamos justos: un crítico tiene derecho a que no le guste Almodóvar.

    Tampoco seguía a Fernández Santos (todo esto son mis años en Gran Bretaña) pero ocasionalmente lo veía como muy hetero. Esto no es una crítica, al contrario: mi argumento es aquí que si AFS podía expresar su heterosexualidad en sus críticas, un crítico gay debería poder babear homoeróticamente, siguiendo la misma lógica. Una cosa que no me gustaba de él (y esto no tiene que ver con lo gay) era una tendencia a creer en "las obras maestras", en lo intocable, en invocar una tradición mítica. Supongo que a mí las críticas me gustan con menos vehemencia. No creo que el cine tenga que ser necesariamente "arte" para funcionar. Creo que funciona y lo apreciamos, a niveles que están muy por debajo de lo artístico. Y está bien que así sea.

    De todos modos mi argumento sobre la crítica se relaciona con un argumento general sobre la legitimidad y lo masculino-heterosexual que tiene inspiración en Sedgwick. Lo he tratado de explicar en otras ocasiones, pero es algo complejo y no creo que haya logrado hacerlo bien todavía. Hago un nuevo intento (brevemente): ciertos colectivos que funcionan como mediadores y legitimadores de la cultura (la crítica literaria o cinematográfica, por ejemplo) se estructuran como redes de influencia. Las relaciones entre sus miembros están marcadas por rituales que tienen que ver con lo masculino y lo heterosexual. El homosexual puede acceder a ellas pero ha de adaptarse, reproduciendo estos rituales. Yo creo que sobre esto saben mucho las mujeres: el problema no es simplemente "que no les dejen acceder" a ciertas posiciones, sino que cuando llegan puede resultar incómodo porque rompe un sistema de complicidades que siempre es homosocial. En fin, es algo así, aunque simplifico.

    ResponderEliminar
  11. he visto poquísimos Fotogramas de los 70, y retrospectivamente, pero sí que eran totales, junior y juan ribó en calzancillos (y tony isbert? o fue fruto de mi imaginación), esperanza roy diciendo que se fumaba un porrito de vez en cuando para relajarse, mediostriptease de amparo soler leal!!!.
    era maravillosa; camp, kitsch... el concepto criptogay se me escapa, un día podías explicarlo.
    saludos.

    ResponderEliminar
  12. Creo que cuando hablamos de criptogay nos referimos exactamente a lo que mencionas: son imágenes que nos huelen a gays, que pensamos concebidas por gays pero que no "dicen" ser gays. Escurridiza la explicación. En Fotogramas no había nadie hablando desde una perspectiva explícitamente gay (con la excepción de Moix), pero supongo que los gays del momento "entenderían" que lo eran.

    ResponderEliminar
  13. Pues yo a Carlos Boyero le leo siempre (y mira que soy sensible a la homofobia) y jamás me he sentido ofendido. Sin buscar demasiado, te pongo algunas opiniones suyas:

    "Un homosexual puede sentir hacia su hijo adoptivo el mismo amor y protección que un heterosexual. Conozco a mucha gente traumada por sus padres y sus madres. Démosle la oportunidad a las parejas homosexuales de que puedan ejercer de padres"

    "Yo creo que compensa siempre el amor, aunque haya que pagar casi siempre una factura por él. Para mí es el estado ideal, cuando me siento vivo. El resto sólo es supervivencia. Qué triste es la historia de "Brokeback Mountain". Qué patético que sólo te quede el olor de las camisas del ser que has perdido, no haber sido feliz y sincero por temor a las convenciones, por preservar una imagen falsa en un mundo cerril. En el entrecortado y lacerante "te juro..." del desolado protagonista yo siento que también se me escapa una lágrima, se me pone un nudo en la garganta."


    "¿Que le parece lo del Sacerdote Gay?.
    Todo lo que sea meterle un dedo en el ojo al ancestralmente hipócrita Iglesia católica me parece justo, razonable y necesario. "

    ResponderEliminar
  14. Y en cuanto a Antonio Albert, su sección de películas "recomendadas" para ver en la tele en El País durante años merece ser recopilada y publicada porque fue estupenda.

    No paraba de hablar de testosterona, homoerotismo, homosexualidad encubierta, etc. en cualquier película de esas de sobremesa.

    ResponderEliminar
  15. Gracias por la evidencia sobre Boyero. Como digo hablaba por algún comentario puntual (no seguí la prensa española durante años) y está bien tocar tierra.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  16. gracias a serrano por las referencias de boyero.

    ResponderEliminar