jueves, septiembre 07, 2006

Personajes gays (I): ¿Imágenes positivas?

Una cosa que me sorprende (relativamente) cuando visito foros de cine gay es que ya nadie menciona algo que hace diez años parecía ser un criterio fundamental a la hora de "juzgar" cómo "nos" representaban: la cuestión de si los personajes dan o no una imagen "positiva" de "los homosexuales". (Disculpas por las comillas: signo de que estamos en terreno peligroso). Es significativo que, en cambio, a veces la gente se enfada mucho ante la imagen que personajes televisivos (como Boris Izaguirre) dan de los homosexuales.

Supongo que la lógica es que cuando las imágenes de la homosexualidad eran poco frecuentes, importaba más cada caso. También se le atribuía al cine más importancia en este respecto (recordemos que hasta finales de los noventa, en la tele no había NINGUNA imagen de la homosexualidad). Ahora la gente ha dejado de preocuparse y puede disfrutar sin problemas de conciencia de películas como La calumnia o Cruising, que eran odiadas por los críticos politizados de los ochenta como Vito Russo.

También creo que al hablar de homosexualidad y cine podemos adoptar dos tipos de perspectiva. Por una parte una perspectiva lúdica, de placer. Nos gusta vernos reflejados. Pero en otros casos (y algunos de nosotros casi siempre) tendemos a enfrentarnos al cine no desde una perspectiva lúdica, sino desde una perspectiva política o crítica: así la calidad de una película depende de si su contenido doctrinario es aceptable o no.

Creo que mi historia personal ilustra esto. Antes de dedicarme a esto, la verdad es que para mí cuantos más personajes homosexuales mejor, fueran positivos o negativos. Quería ver homosexuales en el cine. Luego pasé por una etapa "política": juzgaba obsesivamente según un criterio de imágenes positivas heredado a lo bruto de la crítica americana. Desde hace años estoy desencantado con estos criterios y prefiero hablar de otras cosas. En parte porque la gente, en muchos casos, no es tonta y no se traga cualquier propaganda negativa. En parte porque, como decía, la mayor abundancia de representaciones hace que cada una de ellas sea menos importante.

¿Hasta qué punto opinas que la cuestión de las imágenes positivas es relevante?

Próximamente: ¿Qué es cine gay? (II): La "estética gay"

5 comentarios :

  1. Anónimo7:36 p. m.

    qué difícil cuestión! ¿Tiene el cine que transmitir modelos "positivos"? ¿Quién decide qué son representaciones positivas y qué no? Me inquieta que se considere que Boris transmite una imagen negativa ¿Por qué? ¿Por la pluma?

    Por otra parte, a quién no le gusta verse reflejada "positivamente"?

    Por cierto, aquí una mujer, hetero, a quién le gusta el cine y también le interesa entender "lo gay". Felicidades por el blog.

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  2. Anónimo8:53 p. m.

    A mi lo de la imagen positiva y negativa me revienta bastante. Quizás en su día tuviera una razón de ser, pero ahora mismo no lo entiendo. Que haya gente que a estas alturas diga que Boris Izaguirre deja mal al colectivo homosexual, me parece de tal imbecilidad como si alguien se quejara de que Rocíito deja mal al colectivo hetero.

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  3. De nuevo un tema complejo. Como digo, yo creo que lo de las imagenes positivas esta en general, bastante superado. En especial entre los jovenes que no han vivido otros periodos. AHORA BIEN, en su momento tuvo un sentido e incluso ahora... no creo que ganemos nada descalificandolo así sin más. En esto como en todo, estoy por el diálogo: los partidarios de las imagenes positivas tienen que ver el cambio en el contexto que se ha producido en los ultimos diez años, el resto tenemos que tener en cuenta que quizá no todo vale, que la representacion PUEDE tener unas consecuencias, y hay en ella cierta etica.

    Bosquejo muy brevemente la problematica para mover un poco el debate

    1. Hasta finales de los sesenta, incluso algunos dirian que principios de los ochenta, el 99 por cien de las representaciones de la homosexualidad estaban encaminadas a desautorizar la voz de los homosexuales. Se implicaba que si uno era homosexual, mercía la cárcel, acabaría por suicidarse, estaría solo y triste, estaba enfermo o era risible. Cualquier cosa que un homosexual decia en una pelicula estaba enmarcado en eso.

    2. Esto en un periodo en que los homosexuales experimentaban situaciones muy parecidas en la vida real. El cine reforzaba pues los silencios y las desautorizaciones de la realidad.

    3. A partir de los setenta, los homosexuales "politicos" se dan cuenta de esto, y, a partir de la idea de que las imágenes "importan" (probablemente porque les había afectado a ellos de manera brutal) empiezan a criticar sistematicamente la representacion de los homosexuales en el cine.

    4. Este tipo de aproximacion llena los libros sobre cine y homosexualidad con los que mi generacion crecio. Especialmente el de Vito Russo. Nos encontramos así con el problema de que cualquier tratamiento del tema estaba, desde el principio, marcado. Hubo que hacer un esfuerzo para dejar atras a Russo y contemplar la realidad con nueva mirada.

    5. Para mí, el momento de revelación y cambio fue en 1996, que leí un artículo de Paul Burston que se llamaba "Cómo aprendí a dejar de preocuparme y disfrutar de A La Caza", que iba precisamente sobre todo esto (se encuentra en el volumen titulado Anti-Gay, que en esto y otras cosas marcaba un cambio en la cultura gay). Tenía razón. Fueron años duros en que era políticamente incorrecto disfrutar de Instinto Básico. Yo recuerdo que me gustó, pero tenía que mantenerlo un poquito en secreto ("Me llamo Alberto Mira y disfruté en Instinto Básico")

    6. Las cosas efectivamente han cambiado. Pero queda gente que recuerda de manera muy nítida la situación anterior, que no quiere ser "eso", que no se reconoce en el cliché y que temen que el estereotipo les atrape. Esta actitud es, hasta cierto punto, legítima y depende de la memoria histórica. Evidentemente no afecta a todos: unos escaparon de este discurso, otros siguen pensando que hay que estar en guardia. Los jóvenes no entienden la pertinencia del debate.

    7. No se puede hablar de "los homosexuales" como grupo sin reconocer que hay dinamismo y debate entre nosotros, lo que pasa es que rara vez se le da cancha a los debates (y lo que veo de la situacion en España es que la gente sólo sabe debatir "a muerte"). La descalificación total me parece una simplificación.

    8. No hay que infravalorar el cambio de los ultimos diez años. Las imagenes mas negativas son asimilables porque hay muchas otras. No vivimos en una atmosfera que constantemente nos desautoriza. Por eso a mi Boris me parece estupendo. Aunque tambien me gustaría que hubiera más voces gays en la política y alguna en el fútbol, que son los sectores que realmente importan.

    9. Dicho todo esto, SÍ, definitivamente, Rociíto deja mal a la comunidad hetero.

    Alberto

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  4. Anónimo6:10 p. m.

    Me interesa ese artículo de Burston ¿Dónde puedo localizarlo?
    Gracias :)

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  5. Creo que te lo envié, de todos modos está en un libro llamado Anti-Gay, del 95, compilado por Mark Simpson y publicado en Londres.

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